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… Y cuenta el autor (Jostein Gaarder, 1952) -dentro de la “supuesta novela”- su visita al Mercado San Telmo, en Buenos Aires… y las dudas que le asaltan sobre la autenticidad del “Codex Floriae”... que -accidentalmente- ha encontrado/descubierto… en una librería “de viejo”... aunque…
"...tanto la sintáxis como el vocabulario utilizados en el manuscrito llevan la marca inconfundible de la Antigüedad tardía; y lo mismo ocurre con la sensualidad y reflexión religiosa casi desesperada que Florida despliega...”
… y así, termina pagando una desorbitante suma de dinero…
"... yo sentía una gran curiosidad por el manuscrito. Ya cuando hace años leí las “Confesiones”… La visión que tenía Agustín del amor entre hombre y mujer me dejó unas profundísimas huellas..."
… Y para aumentar el dramatismo de la historia, Gaarder relata -casi a lo “Dan Brown”- cómo llevó el manuscrito al Vaticano…
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"... en el Vaticano sostienen tenazmente que jamás ha existido un “Codex Floriae”. No me sorprendería que la Iglesia católica hubiera querido ocultar la carta de Floria, si tuvo conocimiento de ella..."
… entonces… y siguiendo el propio relato... ¿por qué la Iglesia no la destruyó, durante los siglos “que tuvo ocasión”, y permitió, dentro de “su propio seno”, hacer copias de la misma ¿?¿?¿?
Diez -no una- son las cartas (el número de capítulos) que Floria Emilia, la amante de Agustín de Hipona, escribe a éste “en respuesta” a “sus Confesiones”...
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En todas y cada una de las “epístolas” Floria se siente despechada y trata de contraponer sus propias ideas (¿algunas muy avanzadas para la época?) con los de su otrora amante.
El tema es recurrente…
... (el símil Dido y Eneas, aparece una y otra vez)...
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... y el reproche... que alcanza también/sobre todo a Mónica (la madre de Agustín)...
"Nunca olvidaré aquella primavera cuando llegó a Milán decidida a interponerse entre nosotros...
... lo único que se interponía entre nosotros era Mónica..."
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... “se basa” también en otras supuestos (¿?) momentos “no confesados”...
"(Omites) nuestro último encuentro… pues ni una sola palabra aparece acerca de lo que hiciste en Roma durante ese año entero antes de regresar a tu casa en África..."
... y así el futuro Santo, parece el “malo de la película/novela” (¡¡¡ en algún momento de su vida... “dicen”(¿?) que Agustín fue “maniqueo”!!!)